De
intuiciones también se vive.
Carlos
Subero
“Es un atrevimiento, un ejercicio con su
calistenia y todo; para hacer gimnasia de razón vital, inspirado en Gasset: aquí
no hay racionalismo puro ni vitalismo puro, sino una combinación poderosa de
los dos”
Cuidado, por
favor.
De una vez me veo en la necesidad de
advertirles a quienes desprecien la espontaneidad que huyan cuanto antes de
estas cuartillas; corra lejos de su computador o al menos cierre el archivo.
La vitalidad no es menos que la cultura, ni
esta última debe ser menos que la primera; entonces en este artículo y
contribuyendo a la intención de mis escritos en promover una nueva
sensibilidad, recurro a un recurso más que vital: la intuición, recurso
execrado de la academia adoradora del logos socrático.
Necesariamente la razón vendrá en auxilio
estrictamente cuando se le llame, ni antes ni después. Todo será vitalidad y no
rudimentaria sino de la que emana de la raison,
de la que ha entendido la razón correctamente, vitalidad trascendente o
trascendida; vitalidad con autoestima.
Veamos.
Últimamente me he dado cuenta que Bolívar
logró expulsar a los españoles, porque el hombre se planteó la lucha de
entonces en términos de una guerra total; usó y nadie puede negarlo, todo, todo
de lo que dispuso su humanidad, en pleno siglo de las luces, de la razón
exaltada, en pleno siglo dónde se creía que el mito estaba más que muerto y
enterrado, fingió hablar con los Dioses, al menos con un arcano informe e
imperecedero allá en el Chimborazo.
Yo me he planteado y mi generación debería
proponérselo esta gesta que tenemos a bien emprender, en los mismos términos,
porque la desventaja material ante los que consideramos nuestros adversarios es
insalvable, entonces debemos recurrir a todas nuestras capacidades y cuando
digo todas, me refiero a todas; desde el humor hasta la más sacramental y
fundamentalista postura, en esta ocasión recurriré así a la subestimada
intuición.
Para nadie es un secreto que quienes
gobiernan hoy Venezuela, lo hacen bajo el signo del secretismo más hermético
que se ha visto en años en algún gobierno de nuestro país; me gustaría ¿por qué
no? Citar siempre cifras oficiales del Banco Central, usar las estadísticas del
INES, del CNE, del Ministerio de Salud, revisar las del Ministerio del
Ambiente, sobre todo las de PDVSA pero es imposible, ahorita la fuente más
fidedigna es el casi extinto Juan Bimba, y la capacidad ocular que no está de
adorno.
La
calistenia.
Yo sé, sin recurrir a las fuentes del
ministerio de alimentación que el Venezolano está comiendo muy mal, que
nuestros niños no se están nutriendo; con el kilo de carne a más de 1000Bs, con
el cartón de huevos a más de 1000Bs, con la escasez desesperante de pastas,
arroces, leches, cereales, con los precios desorbitados de los enlatados, de
los lácteos como el queso o el yogurt; yo se que la madre Venezolana está
haciendo magia en su cocina: unos plátanos, una arepita con margarina, unas
sardinas, unos jugos de esos en polvo son los alimentos que están engañando el
estomago de nuestros niños hoy en día.
También se, que el paquete de harina pan,
cuando se consigue es el que está “salvando la patria” en los hogares
mayoritarios de Venezuela, cuando no hay almuerzo una arepita frita con algo untuoso
está mal llenando los estómagos hoy en día en Venezuela; el poder popular, ese
empoderamiento duró lo que dura un relámpago del Catatumbo, por decir lo menos,
nada. Ahora el Venezolano no puede.
También sé que los planes de fumigación se
han descuidado, los planes de vacunación; en fin el cuido de la población, ese
cuido que empezó a penas con López Contreras tímidamente se está yendo y cada
vez lo vemos más lejos, los venezolanos ahora están desguarnecidos y no hay
quién se ocupe de ellos. ¿Quiénes van hacerlo? ¿Los que levantan las banderas
de la democracia? Esos no, porque aunque se rasgan las vestiduras hablando de
la libertad y las bondades del sistema democrático resulta ser que odian a las
mayorías y cuando éstas se empoderan les da urticaria, se despierta en ellos un
odio indisimulable; ¿Quiénes van a resolver el problema? ¿Los que son capaces
de inventar guerras económicas? ¿De culpar si es posible hasta especies
extraterrestres de lo que pasa hoy en Venezuela? Esos tampoco, la realidad no
puede disfrazarse así como el sol no puede taparse con un dedo; la realidad es
más simple de lo que se cree: agarraron cantidades incalculables de dinero con
la venta del petróleo, lo despilfarraron y no guardaron nada, ahora
bíblicamente hablando, en tiempos de vacas flacas no tenemos reservas, no
tenemos plata para comprar nada en un país que todo lo importa y que nada
produce.
Entonces ahí entramos nosotros, mi generación
puede, sin dudas, llenar el espacio vacío si nos atrevemos a pensar, si nos
atrevemos a dar el paso que es necesario, si nos dejamos de levantar banderas
que no son nuestras y que ya están desteñidas, que ya no inspiran a nadie.
Yo sinceramente no sabía porque mi estancia
en la universidad en cierto modo me angustiaba, a mi me mortificaba el hecho de
hablar del sexo de los ángeles en un aula de clases mientras el país se caía a
pedazos, a mi me fastidiaba sobremanera referenciar cada oración mía con algún
autor extranjero a juro y porque sí, no le hallé nunca la lógica al bendito
APA; el Dante, Cervantes, Santo Tomás nunca me dieron ni frío ni calor, yo
hasta ahora no entendía ¿por qué? No sabía que nombre ponerle a esa desazón
terrible que sentía, pude haberme resignado, y haberlo llamado flojera o
desinterés, apatía por los estudios, pero seguí y entre tanta lectura escogida
y no impuesta Gasset me ha enseñado que siempre fui un racionalista vital, que
siempre he apostado por una razón con capacidad de transformación, por una
razón vital cercana a nuestro ser a lo que somos y no fría, lejana y monacal.
Estos primeros párrafos han sido apenas un
ejemplo, una práctica de cómo podemos llegar a conclusiones sólidas y racionales
sin ahogarnos en referencias, fechas, autores; con un lenguaje entendible sin
caer en la plebeyez, con una cercanía sincera con los nuestros; que alguien
venga con los pertrechos de occidente a refutarme todo lo que antes he expuesto;
es un reto, no va a poder. Es cierto Gasset forma parte del pensamiento ese que
pretendo criticar pero precisamente sus libros fueron críticos de ese
pensamiento, me he puesto en la misma sintonía que él, mucho antes y sin
saberlo.
Empecemos
con el juego.
Si lo de antes ha sido una práctica,
empecemos entonces a horadar el secretismo gubernamental que tanto les
favorece, con razón vital, con vitalidad sin complejos, empecemos a usar ese
recurso valioso del cual no disponen los perros, ni los gatos, ni los leones,
el cual está reservado para la especie humana a la cual devotamos todas
nuestros favores y causas.
Después de esa calistenia, empecemos ahora
con el juego, que consiste en desnudar a quienes hoy nos gobiernan, quiero con
la capacidad que he descrito demostrar que quienes nos gobiernan no son
socialistas, no quieren a Venezuela y aunque suene grave en esencia no son
chavistas; debemos conocer con exactitud contra quién nos enfrentamos.
Ya esto, no
es chavismo. Es muy diferente.
“Una
revolución dentro de la revolución” será la frase que me permitirá adentrarme
en esta difícil tarea además de riesgosa porque corro con la suerte de parecer
un loco o un genio; pero bueno adelante que para luego es tarde.
En
este Déjá Vú que se está convirtiendo la historia Venezolana, debemos entonces
establecer similitudes entre los personajes de Cipriano Castro y Hugo Chávez
para empezar, creo sino me equivoco que ya se ha hecho, en mis internados en la
biblioteca de la universidad me parece haber visto un libro que se llamaba
líderes de postín o algo parecido, no lo leí porque la gráfica de la cubierta
no me llamó la atención, pero lo vi.
Ambos personajes tenían esa dualidad que los
hizo casi infalibles, la del conocimiento y las armas, militares leídos, Castro
habíase formado en Cúcuta y aunque se le creyera un bárbaro había leído los
clásicos del liberalismo, había leído libros muy bolivarianos; admiraba a
Bolívar y quería restituir o revivir su proyecto de Colombia; pues sí, para
quienes no lo sabían era muy parecido a Chávez hasta amenazó al imperio
Estadounidense, enfrentó a Teodoro Roosevelt con la misma garra y el mismo brío
que lo hizo Chávez con Bush, enloquecía en la tribuna con frases que le
paraban los pelos hasta al más
inanimado, despertaba en sus seguidores el sentimiento soterrado de patria al
punto de querer agarrar un fusil y reeditar las historias de Eduardo Blanco en
su histórica novela de Venezuela Heroica.
Lamentablemente ambos también tenían un
temperamento terrible, estos hombres se creyeron Napoleón, y ¿Por qué no? Lo
fueron, Castro se echó de enemigos a las potencias extranjeras de occidente precisamente
en un momento en que éstas se encontraban con sus agallas de imperialismo y
guerra desorbitados; lo mismo hizo Chávez, se echó de enemigos a estas mismas
gentes; y no es poca cosa, estamos hablando de los países protagonistas de las
únicas guerras mundiales que ha sufrido la humanidad en toda su historia,
compadre esta gente goza de índices delictivos muy bajos si los comparamos con
nosotros, pero venga acá, a la hora de matarse lo hacen y no comen cuento; se
matan en masa y son capaces de destruir todo a su paso, aquí nadie puede negarlo.
Los dos encendían las tribunas y fueron
desafiantes del status quo mundial, así mismo los dos humillaban a sus más
cercanos, Castro era famoso por humillar a Gómez, en los consejos de ministros,
por regañarlo, por recordarle siempre quien era el jefe y eso está más que
historiado; así mismo Chávez era famoso por humillar a quienes le rodeaban,
Domingo Alberto Rangel llama este mal, en su libro Gómez el amo del poder,
el “Mal de páramo” que sufren este tipo de líderes que se elevan tanto que todo
cuanto ven, lo ven por debajo de ellos, y cualquier error de sus
súbditos les enerva.
Ya sabemos que pasó con Gómez acumuló un
resentimiento que terminó por traicionar al déspota de su compadre, acumuló
calladito un odio que terminó por expulsar del poder y de Venezuela para
siempre a quién lo había elevado a esos avatares del poder nacional, a quién lo
introdujo en la historia, a quién lo sacó de una hacienda próspera pero
hacienda al fin, a regentar los destinos de una sociedad toda.
Lo que no sabemos aún, es que pasó con
Diosdado y con Maduro, porque Chávez bastante que los humilló, y en público,
delante de las cámaras; ahí está youtube, los sometía al escarnio, por lo que
él consideraba errores y faltas a la causa revolucionaria, este idealista
déspota se tragaba y vomitaba a sus más cercanos, señores si eso era en
alocuciones públicas díganme entonces como sería en el palacio, en sesiones de
trabajo privadas; la pregunta es ¿Habrán ellos acumulado ese odio que Gómez
acumuló? ¿Habrán ellos traicionado al caudillo déspota de Chávez? Son buenas
preguntas para desnudar el secretismo gubernamental de Nicolás Maduro Moros.
No sé si lo traicionaron pero hay varios
hechos comprobables que apuntan a ello, yo tengo buena memoria a Dios gracia y
así como recuerdo clarito los nombres de quienes me adversaron en la
universidad también recuerdo a Maduro bailando reggaetón y salsa en una tarima
en Biscucuy en plena campaña presidencial cuando su “jefe supremo” no tenía ni
cinco meses de muerto, recuerdo clarito los cambios que hizo sacando del gabinete
a quienes fungían como base ideológica del gobierno de Chávez, como Giordani o
Hector Navarro, entre otros.
Recuerdo sus lágrimas de cocodrilo anunciando
la muerte del supremo y el lleva y trae al que sometieron el cadáver del que
supuestamente veneran, de aquí para allá no se sabía si era real, de cera o de
goma.
Después de la traición gomecista, salió de
inmediato en el palacio unas declaraciones sino me equivoco de Vallenilla Lanz
advirtiéndole a los naturales y extranjeros que habría “Una revolución dentro
de la revolución” refiriéndose así a la revolución restauradora emprendida por
el cabito en los 90´ del siglo XIX, allá en las profundidades del Táchira. Los
revolucionarios actuales al igual que sus semejantes andinos, a menos de un año
de muerto su comandante supremo salieron diciendo de la voz de Vladimir
Villegas (con el perdón del Dr. Lanz al igual que este último que habría dentro
de las filas Bolivarianas) “Una revolución dentro de la revolución” prometiendo
replantear los rumbos de lo que venía haciendo el comandante supremo y eterno
Hugo Chávez.
Quisiera dejarle al lector las variopintas
conclusiones de semejante “casualidad” pero no quiero que se escape detalle de
esta frase que se repitió en condiciones muy parecidas en la historia
contemporánea de Venezuela.
Con esa frase Gómez le advertía a Juan Pablo
Peñaloza, a Román Delgado Chalbaud, a Manuel Antonio Matos, a Eloy Anzola que
no habría cambio alguno en su modo de proceder a pesar de que habían
traicionado a Castro; les advertía que no había nada que celebrar porque la
revolución que venían haciendo seguiría siendo igual de sectaria, con la misma
conciencia de clase y racial porque la
había en la revolución andina así como la hay en la roja de ahora, les
advertía que las cosas iban a cambiar sí pero no tanto como para abrirles paso
a esos enemigos ya tradicionales.
El mensaje y la intención fue la misma en la
revolución actual, se le dijo a la MUD y todos sus representantes, se le
advirtió al extranjero que con la muerte de Chávez habría cambios sí, pero no
tantos como para abrirse a los que siempre han sido sus adversarios; ambas
revoluciones advirtieron la necesidad de que a pesar de haberle dado una patada
a sus líderes primigenios no podían predicar una cosa muy distinta a lo que
ellos en su momento predicaron, porque ese cambio tan brusco del status quo que
les favorecía, terminaría por debilitarlos frente a unos enemigos siempre al
asecho.
Todo con la llegada de Gómez cambió, se
predicaba la misma revolución, se hablaba del mismo liberalismo pero las
prácticas no eran tan loables, ni plausibles y mucho menos tan patriotas; así
mismo después de la traición que hemos ya intuido hacia Chávez por parte de los
que hoy gobiernan, todo ha cambiado.
Comencemos con el método racional de lo
simple a lo complejo, ahí está TVES “la televisora social”, Chávez había
cerrado el canal del bigotudo burgués de Granier con razón, por lo excesos de
esta planta televisiva, contenido burdo, vulgar y además descaradamente
atentatorio contra los poderes del estado que lamentablemente el pueblo por
medio del sufragio a mal de nuestro grado había legitimado; yo en ese momento
no defendí a RCTV porque no lo veía y ahora que estoy más letrado lo defendería
menos, el supremo tenía razones más que suficientes para sacarlos del aire y
así lo hizo.
Se propuso con ello crear un canal sano, un
canal que contribuyera con la conciencia social, con la educación, con la
cultura, y así empezó cojeando con programas que Alberto Federico Ravell
catalogó de “Enlatados y vetustos”, pues también tenía razón, creyeron los
primeros administradores que cultura significaba aburrimiento y tradición, mal
entendieron la cultura y lograron un récord del canal menos visto en Venezuela.
Pues llegaron Maduro, Diosdado y los suyos y se lo dieron a Vallenilla pero no
Lanz sino a Winston, sujeto famoso por sus excesos y excentricidades, ahora
TVES tiene todo menos lo que debería de tener una televisora social, es
showcero, amarillista, farandulero, sexista, discriminatorio y machista al
igual que lo era RCTV pero sin garbo y con menos técnica.
Mercal, Pdval, y todas las redes de
alimentación desaparecieron; ya no hay cadenas de distribución de alimentos
baratos; ahora toda la responsabilidad la absorbió las cadenas de supermercados
privadas tradicionales, apenas el bicentenario asume un pequeño porcentaje del
abastecimiento pero con los mismos métodos capitalistas de sus pares privados.
Los barrio adentro ya no sirven sino para
albergar en sus heptagonales casitas a malandros y malvivientes que habitan en
ellas para fumar sustancias psicotrópicas o cometer otros delitos tipificados;
los CDI están guindando de una cuerda floja, visité en circunstancias
extraordinarias uno que queda en Chuao y lleva por nombre Salvador Allende y
nos recomendaron ahí que fuésemos rápido a una clínica “de verdad” porque no
tenían agua en ese momento y mucho menos gasas, ni grapas ni hilo para suturar.
La idea que había tomado Chávez de Pérez
Jiménez de la transformación del medio físico para el mejoramiento de la vida
del individuo que se traducía en acabar con los ranchos, en acabar con esas
formas miserables de vida humana, se tradujo en pintar a los madrazos los
frentes de los ranchos más superficiales de colores estridentes para maquillar
la pobreza de color.
Se cambió el empoderamiento del pueblo, por
un sistema hambreador, que genera escasez y colas y somete a los pobres y más
necesitados a un ritmo de vida invivible para subsistir ¿Quién sufre con los
enlatados encarecidos? ¿Quién sufre con el precio de la carne, el pollo y el
pescado? ¿Quién sufre con el precio ridículo de los medicamentos? ¿El
empresario? ¿El burgués? ¿El que tiene el conocimiento para hacerse de recursos
y acumular capital? ¿O el ignorante? ¿O el desposeído? ¿O la masa? ¿O la
mayoría? ¿O el campesino?
Discutía yo con una profesora a quién estimo,
en su casa, acerca del empoderamiento, y me recomendó que leyera a Rappaport,
aún no le hecho pero le prometí que lo haría; lo que si me hizo ver fue que
hubo a pesar de que fue fugaz, por primera vez en Venezuela un empoderamiento
fuerte, ostensible, sin disimulo durante el gobierno de Chávez y que eso
precisamente fue lo que le dio el favor de la mayorías.
Y me puse a pensar sin subjetividades y de
verdad que la profe, tiene razón, si lo hubo. Dejémonos de ideologías y partidizaciones, lo
hubo; a mi abuela por esos días le dieron otra pensión porque trabajó desde los
13 años de costurera y después en la cigarrería Bigott cuando era de los
gringos y ningunos la habían inscrito en la seguridad social, es decir, trabajó
toda su vida a lomo partido y nunca cotizó por culpa de sus patronos y ahí mal
que bien aún goza de su pensioncita.
Yo que me crié hasta los 15 años a dos
cuadras del instituto nacional de nutrición Menca de Leoni hoy Negra Hipólita,
a tres cuadras de la avenida principal del cementerio y a cinco cuadras de la
calle Real de Prado de María, en una casa de postigos, zaguán y lámpara en el
frente como las del siglo XIX de la caracas antaño, pude por 2010 conocer
Madrid, Barcelona, Segovia, Ávila, Toledo, Aranjuez, Oporto, Lisboa entre otros
pueblos y ciudades de la península porque un pasaje costaba lo que cuesta hoy 3
kilos de carne, y con 18 años, el gobierno de Chávez, me daba dólares en
efectivo, electrónicos y cupo viajero con los cuales viajé bien holgado.
Por esa época mi padre, canario, oriundo de
Prado de María, fotógrafo, pudo pagarme billete tras billete con trabajo del
más honrado, la universidad más cara del país, de contado y podía darme un
dinero para que me desenvolviera en ella como cualquier otro; mi madre profesional
de las más destacadas, trabajadora impar de honestidad y ética a prueba de
fuego, con su sueldo de la administración pública pudo ayudarme con mis
vestimentas y otros placeres, yo con mi trabajo desde 2010 pude comprarme
varios vehículos entre ellos un viejo mercedes y algunas motocicletas, lo
cierto es que hoy con Maduro ese empoderamiento del cual me beneficié ya no
existe y está muy lejos, después de haber tenido motos y carro ahora no puedo
comprarle ni un caucho a las dos que me quedan.
Capaz la baja en los precios del barril han
afectado, pero la distribución de la riqueza ha cambiado, la corrupción ha
aumentado y se está oficializando un modo cruel de distribuir los recursos de
todos que no es el método que venía implementando con todo y sus fallas Chávez,
ha habido cambios, y muy negativos, Chávez en realidad tenía métodos a pesar de
sus bravuconadas en tribuna más éticos y socialistas que estas gentes, que esta
oclocracia. Chávez propuso y el corrupto dispuso.
El pueblo y ahí me incluyo estamos en el
deber de reclamarles a estas gentes el empoderamiento que nos han quitado, fue
fugaz sí, pero le agarramos el gusto, supimos lo que era poder, poder comer
bien, poder viajar, poder transportarse, poder entretenernos.
Pareciera a ratos que estoy defendiendo a
Chávez empero lo que quiero con esto es advertir que estas gentes no son
Chávez, que nuestros adversarios no son los mismos de hace 4 años, los de antes
eran más fuertes e invulnerables, éstos tienen caídas por todos lados; así
Chávez haya dicho en alocución pública que dejaba a Maduro porque era una
decisión más plena que la luna llena, y que confiaba en él, pues se equivocó,
Maduro lo traicionó de hecho y de derecho.
Yo si veo
una traición.
Parece que a este tipo de caudillos en
Venezuela (Cipriano Castro y Hugo Chávez) lo peor que puede pasarles es
enfermarse e irse al extranjero a “curarse”.
Quizás Fidel se prestó, en este juego de la
intuición, a una treta; a lo mejor este zambo que lo superó, a lo mejor este
verdadero idealista con garra le molestó ya; si traicionó a su amigo el Che
como no iba a hacerlo con este llanero; lo cierto es que seguido de la muerte
de Chávez el imperio norteamericano les empezó a levantar el bloqueo, después
de 50 años, después de la muerte de Chávez cuba empezó a traer inversión,
capital a la que era una de las naciones más herméticas, lo cierto es que
después de eso Raúl Castro empezó a piropear en las cumbres al presidente de
EEUU, a distanciarse de Venezuela, para mí la muerte del supremo y la apertura
de Cuba hacia al capital guardan relación, forman parte de una misma
negociación oscura.
Después de nadar en estas aguas tan profundas
junto a mis lectores vamos a la orilla de vuelta, es necesario advertir el
cambio que ha habido; y es necesario que lo aprovechemos, ya llegará la hora
desde el poder donde desvelemos el secretismo como hicieron los aliados con el
desquiciado proyecto de Hitler, ya se descubrirán cosas; mientras, aprovechemos
nuestras capacidades vitales, racionales para ver luces que puedan iluminar
nuestro accionar y aclarar el panorama a fin de atinar en nuestra lucha.
“No hay campanas le dijo el sacristán al
cura” le respondió Rómulo a Fidel Castro cuando vino, barbudo, a buscar plata a
Venezuela, con esa sobradez espectacular, con su pipa en ristre, con esa criollez
envidiable Rómulo zapateó a quién se creía un Leónidas tropical y vencedor. Uno
de los hombres más soberbios del siglo XX, con semejante respuesta de Rómulo,
con semejante triunfo de la democracia partidista de entonces en Venezuela y el
continente, se picó, se propuso desde esa vez y no tengo duda de ello de
cojerse a Venezuela, de materializar sus planes de conquista al revés, dónde
las periferias conquistan centros, y así tiene tomado a nuestro país.
El barbudo que había tomado el poder desde
sierra maestra, que había expulsado a los pares de Michael Corleone para
siempre de la isla y había desafiado al imperio más grande del mundo sucumbió
aquí en las playas de Machurucuto contra Venezolanos dispuestos, sucumbió en
las playas de Venezuela, porque estas tierras son sagradas, estas tierras no
han podido profanarlas imperios mucho menos periferias.
El hombre se aprovechó del arañero, de su
fanatismo, de su resentimiento, de su ansias de poder, de su falta de cariño,
de sus ganas de sobresalir y pudo con astucia hacerse de Venezuela, alguien nos
está hambreando, alguien, esto no es fortuito, así lo siento con vitalidad y
todo; El imperio tiene menos intereses de hacerlo que los cubanos.
Ya ellos allá, descubrieron las ventajas de
la escasez, ya ellos saben que la mejor manera de sacar a los burgueses, de
ganarles la partida es precisamente depauperando la vida en el país, porque los
liberales no saben dar la pelea en terrenos incómodos, los partidos sin dinero
se quedan imposibilitados de todo, el sistema democrático liberal sin las
reglas de juego garantizadas las pierde todas en una caimanera; pero unos
socialistas bien acerados, dispuestos a lanzar una piedra a pensar y escribir,
unos socialistas de verdad que entiendan que hoy EEUU, España etc. están más
cerca del socialismo que nosotros mismos que estamos inmersos en este
capitalismo salvaje, una generación desprendida y socialista de corazón podría
voltearles la tortilla.
Que conste, que advertí que el artículo iba a
estar lleno de vitalidad racional, que el artículo sería incomodo, así que
ruego no se molesten.
Pero digamos aunque suene panfletario al
unísono con Rómulo que “Cuando Venezuela necesitó libertadores, no los importó,
los parió Sr. Castro” vamos a darle una lección a esa isla que puso a pasar
hambre a sus gentes y convirtió el socialismo bonito de Marx en una repartición
de pobreza, de prostitutas e improvisaciones” el socialismo no es eso.
Venezuela es
así ¿qué le vamos a hacer?
A mal del grado de mucha gente cercana,
amistades, inclusive profesores debo advertir que ya la democracia liberal en
Venezuela no vuelve, así como no volvió el coloniaje español, así como no
volvió Colombia la de Bolívar, así como no volvió el federalismo mal entendido
de los intelectuales del siglo XIX, así como no volvieron los liberales, así
como los andinos no pudieron más nunca retornar.
Cuando Chávez decía con esa soberbia
convicción “no volverán” y todos nos irritábamos por esa seguridad con que lo
decía, tenía razón; y la tenía porque el hombre supo en un momento dado
entender a Venezuela, se llenó de su historia real, de su historia fáctica,
Venezuela como país, como sociedad dinámica o como cuerdas de locos, no sé como
deseen catalogarla no retrocede; va hacia adelante, nunca en su historia se han
visto regresiones, entra a las etapas con una vitalidad fulgurante que
enceguece hasta a los más luminarios, así como quema esas etapas con tal fuerza
e ímpetu, así mismo olvida y pasa la página.
Yo he atendido a la recomendación que creí en
un momento ingenua, de Rómulo Betancourt, cuando decía que para ser presidente
de este país sólo hacía falta creer poder serlo y leer los libros de Francisco
González Guinand, pensé en ese momento que los libros esos de historia bien
copiosos y repartidos en varios tomos, tenían alguna fórmula secreta para
arribar al poder, y después entendí con el tiempo que Rómulo lo que trataba de
decir era que no se podía gobernar este país sin antes haber adquirido un
conocimiento cabal, profundo de nuestra historia general e incluso menuda.
Yo no he encontrado hasta ahora regresiones
en la historia nuestra, aún no he encontrado que el Venezolano haya permitido
que se le quitara un poder ya conquistado, por el contrario he encontrado que
el Venezolano ha estado dispuesto a pasar por las penurias más graves con tal
de no volver atrás, ha preferido el destierro, el hambre, la soledad, la vida
indigna inclusive con tal de no dar un paso atrás.
Mi generación debe y porque sí entender esto,
nuestro camino debe ser recuperar ese empoderamiento que comenzó en el 45, que
se interrumpió con dictaduras y yupis malversadores; ese mismo empoderamiento
que Chávez llevó al colmo pero que no duró un plumazo; ese mismo empoderamiento
que hemos perdido con Maduro; debemos luchar por el poder popular, poder a las
mayorías, democracia verdadera y debemos al trote fomentar riquezas en el país
para que el poder pueda hacerse efectivo, además de transformar el medio físico
para que el empoderamiento sea factible.
La historia Venezolana es cruel, no admite
mártires ni retrógrados, ni cobardes ni mucho menos gentes diferentes a ella;
sino pregúntenle a Miranda, Vargas, a Matos, a Peñaloza, a Chalbaud Padre, a Adriani, a Uslar,
pregúntenle ahora a Capriles, a Leopoldo, sino es esto una realidad; las masas
desoirían cualquier mensaje que se vincule con el pasado, prefieren quedarse
con esta malversación del socialismo que ir atrás vuelvo y repito; van a perderse
en el desierto por más de 40 años quienes insistan en levantar banderas que no
inspiran a nadie y gritar consignas proscritas, hay que renovarse, hay que
insertarse en nuestro ritmo histórico que es impetuoso, falta de respeto,
rebelde, desafiante y acelerado, hay que escuchar el corazón venezolano.
CarlosGSubero@gmail.com
@CGsubero twitter
@ CarlosGsubero Instagram
Vamonós al
socialismo.
Pelear desde el socialismo nos daría una
ventaja enorme e incalculable, nos desvincularíamos de inmediato de los
demócratas liberales, cortaríamos con el pasado; y podríamos con argumentos
derrumbar y desacreditar el gobierno de Maduro y de los que como él vengan,
este sí sería el lado correcto de la historia al menos Venezolana, siento que
lo conseguí y no me hizo falta estudiar en Harvard.
Ese socialismo chimbo, mal entendido, mal
practicado, mal llevado no soportaría una arremetida seria y constante de tribuna, prensa y cátedra (Gasset,
1923); ganaríamos el favor de las masas, y la historia venezolana nos cargaría
en sus brazos porque estaríamos en sintonía con ella, estaríamos cumpliendo el
mandato de esta alocada providencia que nos guía en este muy avispado país.
La razón vital, la intuición; me ha ayudado
aquí y ahora para esclarecer someramente y a grandes rasgos contra quienes nos
enfrentamos y quienes deberíamos de ser; con quién deberíamos juntarnos y con
quienes no, en qué fotografías deberíamos de aparecer y en cuáles no; así que
recurramos a ella cuando se nos pegue la gana y sin complejos, es sabroso
además esta libertad, siento que el ejercicio que advertí al principio me ha
salido bien y además lo he disfrutado.
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