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De intuiciones también se vive. Octubre 2015.

De intuiciones también se vive.

Carlos Subero “Es un atrevimiento, un ejercicio con su calistenia y todo; para hacer gimnasia de razón vital, inspirado en Gasset: aquí no hay racionalismo puro ni vitalismo puro, sino una combinación poderosa de los dos”


Cuidado, por favor.
De una vez me veo en la necesidad de advertirles a quienes desprecien la espontaneidad que huyan cuanto antes de estas cuartillas; corra lejos de su computador o al menos cierre el archivo.

Quienes sobreponen la raison pura sobre la vitalidad espontánea inherente de los individuos, quienes se empeñen en limar con los constructos prefabricados de la cultura oficial de occidente todo cuanto le resulte áspero entonces evite leer esto que expongo.

La vitalidad no es menos que la cultura, ni esta última debe ser menos que la primera; entonces en este artículo y contribuyendo a la intención de mis escritos en promover una nueva sensibilidad, recurro a un recurso más que vital: la intuición, recurso execrado de la academia adoradora del logos socrático.

Necesariamente la razón vendrá en auxilio estrictamente cuando se le llame, ni antes ni después. Todo será vitalidad y no rudimentaria sino de la que emana de la raison, de la que ha entendido la razón correctamente, vitalidad trascendente o trascendida; vitalidad con autoestima.


Veamos.
Últimamente me he dado cuenta que Bolívar logró expulsar a los españoles, porque el hombre se planteó la lucha de entonces en términos de una guerra total; usó y nadie puede negarlo, todo, todo de lo que dispuso su humanidad, en pleno siglo de las luces, de la razón exaltada, en pleno siglo dónde se creía que el mito estaba más que muerto y enterrado, fingió hablar con los Dioses, al menos con un arcano informe e imperecedero allá en el Chimborazo.

Yo me he planteado y mi generación debería proponérselo esta gesta que tenemos a bien emprender, en los mismos términos, porque la desventaja material ante los que consideramos nuestros adversarios es insalvable, entonces debemos recurrir a todas nuestras capacidades y cuando digo todas, me refiero a todas; desde el humor hasta la más sacramental y fundamentalista postura, en esta ocasión recurriré así a la subestimada intuición.

Para nadie es un secreto que quienes gobiernan hoy Venezuela, lo hacen bajo el signo del secretismo más hermético que se ha visto en años en algún gobierno de nuestro país; me gustaría ¿por qué no? Citar siempre cifras oficiales del Banco Central, usar las estadísticas del INES, del CNE, del Ministerio de Salud, revisar las del Ministerio del Ambiente, sobre todo las de PDVSA pero es imposible, ahorita la fuente más fidedigna es el casi extinto Juan Bimba, y la capacidad ocular que no está de adorno.

La calistenia.
Yo sé, sin recurrir a las fuentes del ministerio de alimentación que el Venezolano está comiendo muy mal, que nuestros niños no se están nutriendo; con el kilo de carne a más de 1000Bs, con el cartón de huevos a más de 1000Bs, con la escasez desesperante de pastas, arroces, leches, cereales, con los precios desorbitados de los enlatados, de los lácteos como el queso o el yogurt; yo se que la madre Venezolana está haciendo magia en su cocina: unos plátanos, una arepita con margarina, unas sardinas, unos jugos de esos en polvo son los alimentos que están engañando el estomago de nuestros niños hoy en día.

También se, que el paquete de harina pan, cuando se consigue es el que está “salvando la patria” en los hogares mayoritarios de Venezuela, cuando no hay almuerzo una arepita frita con algo untuoso está mal llenando los estómagos hoy en día en Venezuela; el poder popular, ese empoderamiento duró lo que dura un relámpago del Catatumbo, por decir lo menos, nada. Ahora el Venezolano no puede.

También sé que los planes de fumigación se han descuidado, los planes de vacunación; en fin el cuido de la población, ese cuido que empezó a penas con López Contreras tímidamente se está yendo y cada vez lo vemos más lejos, los venezolanos ahora están desguarnecidos y no hay quién se ocupe de ellos. ¿Quiénes van hacerlo? ¿Los que levantan las banderas de la democracia? Esos no, porque aunque se rasgan las vestiduras hablando de la libertad y las bondades del sistema democrático resulta ser que odian a las mayorías y cuando éstas se empoderan les da urticaria, se despierta en ellos un odio indisimulable; ¿Quiénes van a resolver el problema? ¿Los que son capaces de inventar guerras económicas? ¿De culpar si es posible hasta especies extraterrestres de lo que pasa hoy en Venezuela? Esos tampoco, la realidad no puede disfrazarse así como el sol no puede taparse con un dedo; la realidad es más simple de lo que se cree: agarraron cantidades incalculables de dinero con la venta del petróleo, lo despilfarraron y no guardaron nada, ahora bíblicamente hablando, en tiempos de vacas flacas no tenemos reservas, no tenemos plata para comprar nada en un país que todo lo importa y que nada produce.

Entonces ahí entramos nosotros, mi generación puede, sin dudas, llenar el espacio vacío si nos atrevemos a pensar, si nos atrevemos a dar el paso que es necesario, si nos dejamos de levantar banderas que no son nuestras y que ya están desteñidas, que ya no inspiran a nadie.

Yo sinceramente no sabía porque mi estancia en la universidad en cierto modo me angustiaba, a mi me mortificaba el hecho de hablar del sexo de los ángeles en un aula de clases mientras el país se caía a pedazos, a mi me fastidiaba sobremanera referenciar cada oración mía con algún autor extranjero a juro y porque sí, no le hallé nunca la lógica al bendito APA; el Dante, Cervantes, Santo Tomás nunca me dieron ni frío ni calor, yo hasta ahora no entendía ¿por qué? No sabía que nombre ponerle a esa desazón terrible que sentía, pude haberme resignado, y haberlo llamado flojera o desinterés, apatía por los estudios, pero seguí y entre tanta lectura escogida y no impuesta Gasset me ha enseñado que siempre fui un racionalista vital, que siempre he apostado por una razón con capacidad de transformación, por una razón vital cercana a nuestro ser a lo que somos y no fría, lejana y monacal.

Estos primeros párrafos han sido apenas un ejemplo, una práctica de cómo podemos llegar a conclusiones sólidas y racionales sin ahogarnos en referencias, fechas, autores; con un lenguaje entendible sin caer en la plebeyez, con una cercanía sincera con los nuestros; que alguien venga con los pertrechos de occidente a refutarme todo lo que antes he expuesto; es un reto, no va a poder. Es cierto Gasset forma parte del pensamiento ese que pretendo criticar pero precisamente sus libros fueron críticos de ese pensamiento, me he puesto en la misma sintonía que él, mucho antes y sin saberlo.

Empecemos con el juego.
Si lo de antes ha sido una práctica, empecemos entonces a horadar el secretismo gubernamental que tanto les favorece, con razón vital, con vitalidad sin complejos, empecemos a usar ese recurso valioso del cual no disponen los perros, ni los gatos, ni los leones, el cual está reservado para la especie humana a la cual devotamos todas nuestros favores y causas.

Después de esa calistenia, empecemos ahora con el juego, que consiste en desnudar a quienes hoy nos gobiernan, quiero con la capacidad que he descrito demostrar que quienes nos gobiernan no son socialistas, no quieren a Venezuela y aunque suene grave en esencia no son chavistas; debemos conocer con exactitud contra quién nos enfrentamos.

Ya esto, no es chavismo. Es muy diferente.
 “Una revolución dentro de la revolución” será la frase que me permitirá adentrarme en esta difícil tarea además de riesgosa porque corro con la suerte de parecer un loco o un genio; pero bueno adelante que para luego es tarde.

 En este Déjá Vú que se está convirtiendo la historia Venezolana, debemos entonces establecer similitudes entre los personajes de Cipriano Castro y Hugo Chávez para empezar, creo sino me equivoco que ya se ha hecho, en mis internados en la biblioteca de la universidad me parece haber visto un libro que se llamaba líderes de postín o algo parecido, no lo leí porque la gráfica de la cubierta no me llamó la atención, pero lo vi.

Ambos personajes tenían esa dualidad que los hizo casi infalibles, la del conocimiento y las armas, militares leídos, Castro habíase formado en Cúcuta y aunque se le creyera un bárbaro había leído los clásicos del liberalismo, había leído libros muy bolivarianos; admiraba a Bolívar y quería restituir o revivir su proyecto de Colombia; pues sí, para quienes no lo sabían era muy parecido a Chávez hasta amenazó al imperio Estadounidense, enfrentó a Teodoro Roosevelt con la misma garra y el mismo brío que lo hizo Chávez con Bush, enloquecía en la tribuna con frases que le paraban  los pelos hasta al más inanimado, despertaba en sus seguidores el sentimiento soterrado de patria al punto de querer agarrar un fusil y reeditar las historias de Eduardo Blanco en su histórica novela de Venezuela Heroica.

Lamentablemente ambos también tenían un temperamento terrible, estos hombres se creyeron Napoleón, y ¿Por qué no? Lo fueron, Castro se echó de enemigos a las potencias extranjeras de occidente precisamente en un momento en que éstas se encontraban con sus agallas de imperialismo y guerra desorbitados; lo mismo hizo Chávez, se echó de enemigos a estas mismas gentes; y no es poca cosa, estamos hablando de los países protagonistas de las únicas guerras mundiales que ha sufrido la humanidad en toda su historia, compadre esta gente goza de índices delictivos muy bajos si los comparamos con nosotros, pero venga acá, a la hora de matarse lo hacen y no comen cuento; se matan en masa y son capaces de destruir todo a su paso, aquí nadie puede negarlo.

Los dos encendían las tribunas y fueron desafiantes del status quo mundial, así mismo los dos humillaban a sus más cercanos, Castro era famoso por humillar a Gómez, en los consejos de ministros, por regañarlo, por recordarle siempre quien era el jefe y eso está más que historiado; así mismo Chávez era famoso por humillar a quienes le rodeaban, Domingo Alberto Rangel llama este mal, en su libro Gómez el amo del poder, el “Mal de páramo” que sufren este tipo de líderes que se elevan tanto que todo cuanto ven, lo ven por debajo de ellos, y cualquier error de sus súbditos les enerva.

Ya sabemos que pasó con Gómez acumuló un resentimiento que terminó por traicionar al déspota de su compadre, acumuló calladito un odio que terminó por expulsar del poder y de Venezuela para siempre a quién lo había elevado a esos avatares del poder nacional, a quién lo introdujo en la historia, a quién lo sacó de una hacienda próspera pero hacienda al fin, a regentar los destinos de una sociedad toda.

Lo que no sabemos aún, es que pasó con Diosdado y con Maduro, porque Chávez bastante que los humilló, y en público, delante de las cámaras; ahí está youtube, los sometía al escarnio, por lo que él consideraba errores y faltas a la causa revolucionaria, este idealista déspota se tragaba y vomitaba a sus más cercanos, señores si eso era en alocuciones públicas díganme entonces como sería en el palacio, en sesiones de trabajo privadas; la pregunta es ¿Habrán ellos acumulado ese odio que Gómez acumuló? ¿Habrán ellos traicionado al caudillo déspota de Chávez? Son buenas preguntas para desnudar el secretismo gubernamental de Nicolás Maduro Moros.

No sé si lo traicionaron pero hay varios hechos comprobables que apuntan a ello, yo tengo buena memoria a Dios gracia y así como recuerdo clarito los nombres de quienes me adversaron en la universidad también recuerdo a Maduro bailando reggaetón y salsa en una tarima en Biscucuy en plena campaña presidencial cuando su “jefe supremo” no tenía ni cinco meses de muerto, recuerdo clarito los cambios que hizo sacando del gabinete a quienes fungían como base ideológica del gobierno de Chávez, como Giordani o Hector Navarro, entre otros.
Recuerdo sus lágrimas de cocodrilo anunciando la muerte del supremo y el lleva y trae al que sometieron el cadáver del que supuestamente veneran, de aquí para allá no se sabía si era real, de cera o de goma.

Después de la traición gomecista, salió de inmediato en el palacio unas declaraciones sino me equivoco de Vallenilla Lanz advirtiéndole a los naturales y extranjeros que habría “Una revolución dentro de la revolución” refiriéndose así a la revolución restauradora emprendida por el cabito en los 90´ del siglo XIX, allá en las profundidades del Táchira. Los revolucionarios actuales al igual que sus semejantes andinos, a menos de un año de muerto su comandante supremo salieron diciendo de la voz de Vladimir Villegas (con el perdón del Dr. Lanz al igual que este último que habría dentro de las filas Bolivarianas) “Una revolución dentro de la revolución” prometiendo replantear los rumbos de lo que venía haciendo el comandante supremo y eterno Hugo Chávez.

Quisiera dejarle al lector las variopintas conclusiones de semejante “casualidad” pero no quiero que se escape detalle de esta frase que se repitió en condiciones muy parecidas en la historia contemporánea de Venezuela.

Con esa frase Gómez le advertía a Juan Pablo Peñaloza, a Román Delgado Chalbaud, a Manuel Antonio Matos, a Eloy Anzola que no habría cambio alguno en su modo de proceder a pesar de que habían traicionado a Castro; les advertía que no había nada que celebrar porque la revolución que venían haciendo seguiría siendo igual de sectaria, con la misma conciencia de clase y racial porque la  había en la revolución andina así como la hay en la roja de ahora, les advertía que las cosas iban a cambiar sí pero no tanto como para abrirles paso a esos enemigos ya tradicionales.

El mensaje y la intención fue la misma en la revolución actual, se le dijo a la MUD y todos sus representantes, se le advirtió al extranjero que con la muerte de Chávez habría cambios sí, pero no tantos como para abrirse a los que siempre han sido sus adversarios; ambas revoluciones advirtieron la necesidad de que a pesar de haberle dado una patada a sus líderes primigenios no podían predicar una cosa muy distinta a lo que ellos en su momento predicaron, porque ese cambio tan brusco del status quo que les favorecía, terminaría por debilitarlos frente a unos enemigos siempre al asecho.

Todo con la llegada de Gómez cambió, se predicaba la misma revolución, se hablaba del mismo liberalismo pero las prácticas no eran tan loables, ni plausibles y mucho menos tan patriotas; así mismo después de la traición que hemos ya intuido hacia Chávez por parte de los que hoy gobiernan, todo ha cambiado.

Comencemos con el método racional de lo simple a lo complejo, ahí está TVES “la televisora social”, Chávez había cerrado el canal del bigotudo burgués de Granier con razón, por lo excesos de esta planta televisiva, contenido burdo, vulgar y además descaradamente atentatorio contra los poderes del estado que lamentablemente el pueblo por medio del sufragio a mal de nuestro grado había legitimado; yo en ese momento no defendí a RCTV porque no lo veía y ahora que estoy más letrado lo defendería menos, el supremo tenía razones más que suficientes para sacarlos del aire y así lo hizo.

Se propuso con ello crear un canal sano, un canal que contribuyera con la conciencia social, con la educación, con la cultura, y así empezó cojeando con programas que Alberto Federico Ravell catalogó de “Enlatados y vetustos”, pues también tenía razón, creyeron los primeros administradores que cultura significaba aburrimiento y tradición, mal entendieron la cultura y lograron un récord del canal menos visto en Venezuela. Pues llegaron Maduro, Diosdado y los suyos y se lo dieron a Vallenilla pero no Lanz sino a Winston, sujeto famoso por sus excesos y excentricidades, ahora TVES tiene todo menos lo que debería de tener una televisora social, es showcero, amarillista, farandulero, sexista, discriminatorio y machista al igual que lo era RCTV pero sin garbo y con menos técnica.

Mercal, Pdval, y todas las redes de alimentación desaparecieron; ya no hay cadenas de distribución de alimentos baratos; ahora toda la responsabilidad la absorbió las cadenas de supermercados privadas tradicionales, apenas el bicentenario asume un pequeño porcentaje del abastecimiento pero con los mismos métodos capitalistas de sus pares privados.

Los barrio adentro ya no sirven sino para albergar en sus heptagonales casitas a malandros y malvivientes que habitan en ellas para fumar sustancias psicotrópicas o cometer otros delitos tipificados; los CDI están guindando de una cuerda floja, visité en circunstancias extraordinarias uno que queda en Chuao y lleva por nombre Salvador Allende y nos recomendaron ahí que fuésemos rápido a una clínica “de verdad” porque no tenían agua en ese momento y mucho menos gasas, ni grapas ni hilo para suturar.

La idea que había tomado Chávez de Pérez Jiménez de la transformación del medio físico para el mejoramiento de la vida del individuo que se traducía en acabar con los ranchos, en acabar con esas formas miserables de vida humana, se tradujo en pintar a los madrazos los frentes de los ranchos más superficiales de colores estridentes para maquillar la pobreza de color.

Se cambió el empoderamiento del pueblo, por un sistema hambreador, que genera escasez y colas y somete a los pobres y más necesitados a un ritmo de vida invivible para subsistir ¿Quién sufre con los enlatados encarecidos? ¿Quién sufre con el precio de la carne, el pollo y el pescado? ¿Quién sufre con el precio ridículo de los medicamentos? ¿El empresario? ¿El burgués? ¿El que tiene el conocimiento para hacerse de recursos y acumular capital? ¿O el ignorante? ¿O el desposeído? ¿O la masa? ¿O la mayoría? ¿O el campesino?

Discutía yo con una profesora a quién estimo, en su casa, acerca del empoderamiento, y me recomendó que leyera a Rappaport, aún no le hecho pero le prometí que lo haría; lo que si me hizo ver fue que hubo a pesar de que fue fugaz, por primera vez en Venezuela un empoderamiento fuerte, ostensible, sin disimulo durante el gobierno de Chávez y que eso precisamente fue lo que le dio el favor de la mayorías.

Y me puse a pensar sin subjetividades y de verdad que la profe, tiene razón, si lo hubo.  Dejémonos de ideologías y partidizaciones, lo hubo; a mi abuela por esos días le dieron otra pensión porque trabajó desde los 13 años de costurera y después en la cigarrería Bigott cuando era de los gringos y ningunos la habían inscrito en la seguridad social, es decir, trabajó toda su vida a lomo partido y nunca cotizó por culpa de sus patronos y ahí mal que bien aún goza de su pensioncita.

Yo que me crié hasta los 15 años a dos cuadras del instituto nacional de nutrición Menca de Leoni hoy Negra Hipólita, a tres cuadras de la avenida principal del cementerio y a cinco cuadras de la calle Real de Prado de María, en una casa de postigos, zaguán y lámpara en el frente como las del siglo XIX de la caracas antaño, pude por 2010 conocer Madrid, Barcelona, Segovia, Ávila, Toledo, Aranjuez, Oporto, Lisboa entre otros pueblos y ciudades de la península porque un pasaje costaba lo que cuesta hoy 3 kilos de carne, y con 18 años, el gobierno de Chávez, me daba dólares en efectivo, electrónicos y cupo viajero con los cuales viajé bien holgado.

Por esa época mi padre, canario, oriundo de Prado de María, fotógrafo, pudo pagarme billete tras billete con trabajo del más honrado, la universidad más cara del país, de contado y podía darme un dinero para que me desenvolviera en ella como cualquier otro; mi madre profesional de las más destacadas, trabajadora impar de honestidad y ética a prueba de fuego, con su sueldo de la administración pública pudo ayudarme con mis vestimentas y otros placeres, yo con mi trabajo desde 2010 pude comprarme varios vehículos entre ellos un viejo mercedes y algunas motocicletas, lo cierto es que hoy con Maduro ese empoderamiento del cual me beneficié ya no existe y está muy lejos, después de haber tenido motos y carro ahora no puedo comprarle ni un caucho a las dos que me quedan.

Capaz la baja en los precios del barril han afectado, pero la distribución de la riqueza ha cambiado, la corrupción ha aumentado y se está oficializando un modo cruel de distribuir los recursos de todos que no es el método que venía implementando con todo y sus fallas Chávez, ha habido cambios, y muy negativos, Chávez en realidad tenía métodos a pesar de sus bravuconadas en tribuna más éticos y socialistas que estas gentes, que esta oclocracia. Chávez propuso y el corrupto dispuso.

El pueblo y ahí me incluyo estamos en el deber de reclamarles a estas gentes el empoderamiento que nos han quitado, fue fugaz sí, pero le agarramos el gusto, supimos lo que era poder, poder comer bien, poder viajar, poder transportarse, poder entretenernos.
Pareciera a ratos que estoy defendiendo a Chávez empero lo que quiero con esto es advertir que estas gentes no son Chávez, que nuestros adversarios no son los mismos de hace 4 años, los de antes eran más fuertes e invulnerables, éstos tienen caídas por todos lados; así Chávez haya dicho en alocución pública que dejaba a Maduro porque era una decisión más plena que la luna llena, y que confiaba en él, pues se equivocó, Maduro lo traicionó de hecho y de derecho.

Yo si veo una traición.
Parece que a este tipo de caudillos en Venezuela (Cipriano Castro y Hugo Chávez) lo peor que puede pasarles es enfermarse e irse al extranjero a “curarse”.

Quizás Fidel se prestó, en este juego de la intuición, a una treta; a lo mejor este zambo que lo superó, a lo mejor este verdadero idealista con garra le molestó ya; si traicionó a su amigo el Che como no iba a hacerlo con este llanero; lo cierto es que seguido de la muerte de Chávez el imperio norteamericano les empezó a levantar el bloqueo, después de 50 años, después de la muerte de Chávez cuba empezó a traer inversión, capital a la que era una de las naciones más herméticas, lo cierto es que después de eso Raúl Castro empezó a piropear en las cumbres al presidente de EEUU, a distanciarse de Venezuela, para mí la muerte del supremo y la apertura de Cuba hacia al capital guardan relación, forman parte de una misma negociación oscura.

Después de nadar en estas aguas tan profundas junto a mis lectores vamos a la orilla de vuelta, es necesario advertir el cambio que ha habido; y es necesario que lo aprovechemos, ya llegará la hora desde el poder donde desvelemos el secretismo como hicieron los aliados con el desquiciado proyecto de Hitler, ya se descubrirán cosas; mientras, aprovechemos nuestras capacidades vitales, racionales para ver luces que puedan iluminar nuestro accionar y aclarar el panorama a fin de atinar en nuestra lucha.

“No hay campanas le dijo el sacristán al cura” le respondió Rómulo a Fidel Castro cuando vino, barbudo, a buscar plata a Venezuela, con esa sobradez espectacular, con su pipa en ristre, con esa criollez envidiable Rómulo zapateó a quién se creía un Leónidas tropical y vencedor. Uno de los hombres más soberbios del siglo XX, con semejante respuesta de Rómulo, con semejante triunfo de la democracia partidista de entonces en Venezuela y el continente, se picó, se propuso desde esa vez y no tengo duda de ello de cojerse a Venezuela, de materializar sus planes de conquista al revés, dónde las periferias conquistan centros, y así tiene tomado a nuestro país.

El barbudo que había tomado el poder desde sierra maestra, que había expulsado a los pares de Michael Corleone para siempre de la isla y había desafiado al imperio más grande del mundo sucumbió aquí en las playas de Machurucuto contra Venezolanos dispuestos, sucumbió en las playas de Venezuela, porque estas tierras son sagradas, estas tierras no han podido profanarlas imperios mucho menos periferias.

El hombre se aprovechó del arañero, de su fanatismo, de su resentimiento, de su ansias de poder, de su falta de cariño, de sus ganas de sobresalir y pudo con astucia hacerse de Venezuela, alguien nos está hambreando, alguien, esto no es fortuito, así lo siento con vitalidad y todo; El imperio tiene menos intereses de hacerlo que los cubanos.

Ya ellos allá, descubrieron las ventajas de la escasez, ya ellos saben que la mejor manera de sacar a los burgueses, de ganarles la partida es precisamente depauperando la vida en el país, porque los liberales no saben dar la pelea en terrenos incómodos, los partidos sin dinero se quedan imposibilitados de todo, el sistema democrático liberal sin las reglas de juego garantizadas las pierde todas en una caimanera; pero unos socialistas bien acerados, dispuestos a lanzar una piedra a pensar y escribir, unos socialistas de verdad que entiendan que hoy EEUU, España etc. están más cerca del socialismo que nosotros mismos que estamos inmersos en este capitalismo salvaje, una generación desprendida y socialista de corazón podría voltearles la tortilla.

Que conste, que advertí que el artículo iba a estar lleno de vitalidad racional, que el artículo sería incomodo, así que ruego no se molesten.

Pero digamos aunque suene panfletario al unísono con Rómulo que “Cuando Venezuela necesitó libertadores, no los importó, los parió Sr. Castro” vamos a darle una lección a esa isla que puso a pasar hambre a sus gentes y convirtió el socialismo bonito de Marx en una repartición de pobreza, de prostitutas e improvisaciones” el socialismo no es eso.

Venezuela es así  ¿qué le vamos a hacer?
A mal del grado de mucha gente cercana, amistades, inclusive profesores debo advertir que ya la democracia liberal en Venezuela no vuelve, así como no volvió el coloniaje español, así como no volvió Colombia la de Bolívar, así como no volvió el federalismo mal entendido de los intelectuales del siglo XIX, así como no volvieron los liberales, así como los andinos no pudieron más nunca retornar.

Cuando Chávez decía con esa soberbia convicción “no volverán” y todos nos irritábamos por esa seguridad con que lo decía, tenía razón; y la tenía porque el hombre supo en un momento dado entender a Venezuela, se llenó de su historia real, de su historia fáctica, Venezuela como país, como sociedad dinámica o como cuerdas de locos, no sé como deseen catalogarla no retrocede; va hacia adelante, nunca en su historia se han visto regresiones, entra a las etapas con una vitalidad fulgurante que enceguece hasta a los más luminarios, así como quema esas etapas con tal fuerza e ímpetu, así mismo olvida y pasa la página.

Yo he atendido a la recomendación que creí en un momento ingenua, de Rómulo Betancourt, cuando decía que para ser presidente de este país sólo hacía falta creer poder serlo y leer los libros de Francisco González Guinand, pensé en ese momento que los libros esos de historia bien copiosos y repartidos en varios tomos, tenían alguna fórmula secreta para arribar al poder, y después entendí con el tiempo que Rómulo lo que trataba de decir era que no se podía gobernar este país sin antes haber adquirido un conocimiento cabal, profundo de nuestra historia general e incluso menuda.

Yo no he encontrado hasta ahora regresiones en la historia nuestra, aún no he encontrado que el Venezolano haya permitido que se le quitara un poder ya conquistado, por el contrario he encontrado que el Venezolano ha estado dispuesto a pasar por las penurias más graves con tal de no volver atrás, ha preferido el destierro, el hambre, la soledad, la vida indigna inclusive con tal de no dar un paso atrás.

Mi generación debe y porque sí entender esto, nuestro camino debe ser recuperar ese empoderamiento que comenzó en el 45, que se interrumpió con dictaduras y yupis malversadores; ese mismo empoderamiento que Chávez llevó al colmo pero que no duró un plumazo; ese mismo empoderamiento que hemos perdido con Maduro; debemos luchar por el poder popular, poder a las mayorías, democracia verdadera y debemos al trote fomentar riquezas en el país para que el poder pueda hacerse efectivo, además de transformar el medio físico para que el empoderamiento sea factible.

La historia Venezolana es cruel, no admite mártires ni retrógrados, ni cobardes ni mucho menos gentes diferentes a ella; sino pregúntenle a Miranda, Vargas, a Matos, a Peñaloza,  a Chalbaud Padre, a Adriani, a Uslar, pregúntenle ahora a Capriles, a Leopoldo, sino es esto una realidad; las masas desoirían cualquier mensaje que se vincule con el pasado, prefieren quedarse con esta malversación del socialismo que ir atrás vuelvo y repito; van a perderse en el desierto por más de 40 años quienes insistan en levantar banderas que no inspiran a nadie y gritar consignas proscritas, hay que renovarse, hay que insertarse en nuestro ritmo histórico que es impetuoso, falta de respeto, rebelde, desafiante y acelerado, hay que escuchar el corazón venezolano.
CarlosGSubero@gmail.com
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Vamonós al socialismo.
Pelear desde el socialismo nos daría una ventaja enorme e incalculable, nos desvincularíamos de inmediato de los demócratas liberales, cortaríamos con el pasado; y podríamos con argumentos derrumbar y desacreditar el gobierno de Maduro y de los que como él vengan, este sí sería el lado correcto de la historia al menos Venezolana, siento que lo conseguí y no me hizo falta estudiar en Harvard.

Ese socialismo chimbo, mal entendido, mal practicado, mal llevado no soportaría una arremetida seria y constante de tribuna, prensa y cátedra (Gasset, 1923); ganaríamos el favor de las masas, y la historia venezolana nos cargaría en sus brazos porque estaríamos en sintonía con ella, estaríamos cumpliendo el mandato de esta alocada providencia que nos guía en este muy avispado país.


La razón vital, la intuición; me ha ayudado aquí y ahora para esclarecer someramente y a grandes rasgos contra quienes nos enfrentamos y quienes deberíamos de ser; con quién deberíamos juntarnos y con quienes no, en qué fotografías deberíamos de aparecer y en cuáles no; así que recurramos a ella cuando se nos pegue la gana y sin complejos, es sabroso además esta libertad, siento que el ejercicio que advertí al principio me ha salido bien y además lo he disfrutado. 

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