Tony
Montana
Carlos
Subero “Se trata del día en que Tony
decidió mudarse a Caracas, el día en el que descubrió la tierra prometida y fue
feliz no sabemos si para siempre”
Advertencia
Si no sabe mi lector quién es Tony Montana,
le pido que antes se informe de este increíble personaje, leyendo una reseña
ilustrativa o viendo la película dónde cobra vida.
¿Qué vi? Unos automóviles que todos
desearíamos; porque a decir verdad mi generación y las circundantes estamos infectados
de la transculturización del norte y sus derivados del Caribe, que lance la
primera piedra quien esté libre de este pecado (Cristo, SF).
Todos jadeamos ante una hamburguesa doble con
queso y tocineta; todos pegamos un brinco cuando Rocky derribó a Drago en
Rusia, ninguno de nosotros recurre al sancocho como excusa para reunirnos con
amigos, y muchos sufrimos de las caderas por bailar reggaetón en los tiempos de
colegio; los viernes no se nos ocurre ir a replicar las fiestas de Elorza con
joropo, sino que buscamos un merengue rápido que nos dé la oportunidad de
pegarnos bien a la pareja en cuestión.
Aclarado esto, los carros que vi, son difícil
de encontrar todos juntos incluso en un país desarrollado, se hallaban
apostados a las afueras de una casa, en microsegundos me sentí al volante de
cada uno de ellos; me imaginé en la Range Rover 2015 blanca llegando a una
Playa concurrida; me imaginé en el Mercedes SCL 2015 Blanco acelerando a fondo
en la autopista; me imaginé en ese Mustang 2015 con un buen traje llegando de
noche a un restaurant bien caché; todo, todo en microsegundos.
Después del momento en que quedé yerto, papá
me dijo interrumpiéndome:
-
Ve a ver cómo vas a hacer con el perro, ya esa perrarina está muy
cara y Apolo es tu responsabilidad.
Un balde de agua fría a la cara que me volvió
en sí
Y le
dije:
-Pá ¿quién
vivirá ahí? Debe ser Tony Montana
Ahora
entienden el leitmotiv de este
escrito.
Venezuela,
un lugar propicio
Esa es ahora la Venezuela que vivimos, un
país de excesos, un país de oasis, de riquezas escasas pero muy considerables;
de aguas frías y potables en medio de un desierto insoportable.
Recuerdo unas palabras del Supremo en cadena
nacional cuando dijo que estaba indignado, porque había ido a Prados del Este a
visitar a un amigo (siendo presidente) y había visto en las casas, en todas más
de dos carros, sentenció “eso se tiene que acabar, viven en una casa 4 personas
y hay 5 carros” “Es la cultura del capitalismo” “Los excesos de la burguesía” y
por esos días restringió la importación de carros de una cilindrada mayor a 4
cilindros.
Pensó que con la medida, las personas tomarían
conciencia, adecuarían el presupuesto a sus necesidades reales; adquirirían un
razonamiento superior de un plumazo y por decreto de que no deben
sobredimensionar sus requerimientos y deben con equidad socialista darse para
sí justo lo que necesitan.
Pues, hay que decirle que eso no pasó, que ante
la escasez imperante la mayoría de los venezolanos están más ávido, más
hambrientos y dispuestos a hacer lo que sea para conseguir lo que ambicionan;
que ahora ambicionan más porque que los medios de comunicación ahora más que
antes bombardean a los venezolanos desde niños con un materialismo yankee
desbordado, que la música incita a todo menos a la mesura y que ahora el
ciudadano (eso por halagar) ante la escasez lo que ha hecho es prestarse a
maneras atroces de conseguir lo que anhela; hay que decirle al que todo lo
comandó que los suyos, los que gritan “Chávez vive” son ahora los que ostentan
lujosos vehículos y que se protegen con numerosos escoltas porque saben que lo
que tienen no es producto de nada lícito.
Ya Tony estaba cansado de los federales que
lo acosaban en EEUU, estaba cansado de la ley fastidiosa que le impide acumular
capital, estaba al borde de que lo vieran como un cubano indeseable; entonces
hizo unas llamadas y decidió mudarse de Miami a Caracas, en su avión privado.
Al fin,
llegó
Al llegar a Maiquetía, díjole con su incomparable
picardía al sobrecargo:
-Hello my
little friend (mientras agitaba sus cachetes con emoción y ansiedad)
Trajo todo consigo inclusive sus reservas de
drogas, sustancias responsables de sus riquezas; de inmediato advirtió tan
astuto narco la escala de sobornos en Venezuela; advirtió que aquí todos deben
comer, que es una regla de oro que no debe romperse si se quiere “vivir en paz”,
por eso le dio a cada soldado en Maiquetía que le ayudó con el descargue de su
mercancía 100$, después le dio 1000$ a cada escolta que le brindaba seguridad y
con una llamada le dijo al general que le movió todo, que su transferencia de 80mil$
ya estaba hecha y le advirtió con júbilo que sería la primera de tantas.
Así Mr. Montana aseguraba su tranquilidad en
tan agitada ciudad; se fue derecho a la Lagunita dónde con soberbia y un
tabacote en ristre adquirió tremenda propiedad de 1100 mts. De construcción y
550 de terreno, cuando la agente de ventas le dijo el precio, Tony no podía
creerlo, estaba sorprendido, pegó un brinco y le dijo en un cubano inglés:
-
¿Really? This is not possible
Y sacó un maletín y le dijo a la afortunada
agente:
-Lléveselo,
todo en efectivo, ahí va un poco más dígale al Sr. Di Nino que fue un placer
hacer negocios con él.
El antiguo dueño había sido un señor hijo de
italianos, que guisó unos buenos contratos de construcción bajo el gobierno de
Lusinchi y adquirió esa casa y otras tan dispendiosas como esa, casualmente
vendía su inmueble para hacer el mismo recorrido que Mr. Montana pero al revés.
El precio para Tony era ridículo 300,000$ por
una casa de esas dimensiones y con todas esas comodidades, en seguida le dijo
al escolta:
-Vez, hice
un buen negocio amigo, aquí el dinero va a rendir, en Miami me hubiesen quitado
2millones por algo así.
Empezó a acomodarse, puso un mapamundi en la
sala, hecho de luces de halógeno que decía “The Word is Yours” y una alfombra
roja a la entrada.
En seguida empezó a recorrer las zonas
aleñadas a su nueva propiedad, y paró en Paseo El Hatillo, allí se compró un
traje nuevo, unos lentes, comió y se compró un humidor todo por la módica suma
de 500$ al cambio, volvió a decirle a su escolta:
-Amigo, esto
es el cielo, todo esto me hubiese salido a más de 2000$
Sólo necesitaba revisar la aplicación de
“Dólar Today” y la calculadora, con esas dos herramientas calculaba todo en
esta tierra dónde todo era de regalo.
Hizo unas llamadas y el mismo general que
arregló su entrada, le dijo que iba a presentarles a unos buenos amigos; en
seguida Tony acudió a la cita en una hacienda parecida a la de un viejo amigo
que visitó en Bolivia en los tiempos en los que trabajaba para su antiguo jefe
Frank.
En esa
hacienda le aseguraron sus nuevas amistades entre buen ron, tabacos y arepitas
dulces y saladas que Venezuela era un paraíso, que no debía preocuparse por
nada, el tráfico lo garantizaban “los verdes”, el gobierno tenía excusas para
todo lo que se descubriese ilícito y que además si algún negocio se caía
quienes pagaban eran los de abajo, le advirtió que sus contactos en los cuerpos
de policía especializada le avisaban cualquier irregularidad y que la policía
normal no se metía en nada, pero les reiteraron a Tony que todos debían comer,
unos en bolívares y otros en dólares.
A lo cual asintió en tercera persona:
-descuida
amigo, Tony es generoso.
Tony le habló a un amigo de Miami contándole
de su mudanza a Caracas y le dijo:
-Amigo debes
venirte, esto es soñado; el gobierno no se mete en nuestros negocios más bien
nos protege, además en la prensa culpan de nuestros desastres a los súbditos y
castigan con políticas a los débiles, amigo aunque no me creas esto es lo que
soñamos, ahorita andan limpiando el negocio, los de uniforme están acabando con
las bandas y paramilitares que intentan tomar terreno en el negocio de ellos y
todo hablando de leyes y revolución, estamos blindados aquí amigo.
Continuó diciéndole:
-Recién me
ofrecieron una bienvenida en una isla que se llama la Orquilla, o no La
Orquidia o La Orchila algo así, me dijeron que tendrían una casa vacacional
para mí y mises a mi disposición, todo para recibirme amigo.
Tony volvió a su casa y ya tenía todo
arreglado, dispendioso a su gusto. Ansioso por saber más del país que tantas
oportunidades le brinda, habla con su chica de servicio contratada para agradar
la vista de tan importante narco.
Le dijo con calculadora en mano:
-¿Cuánto
ganabas antes de venir aquí a trabajar?
Y con miedo
la muchacha contestó
-8000Bs. Sr.
Tony
A ver (se dispuso a hacer el cálculo en
cuestión).
-Niña iba a
pagarte demasiado, tenía pensado darte 1000$ pero si ganabas eso, te voy a dar
20$ nada más y créeme vas a salir ganando, haremos lo siguiente, cada vez que
yo llegue del trabajo voy a lanzar monedas de dólar en ese pote, al final del
mes ese va a ser tu sueldo, lo agarras cuando yo te diga y vas y lo cambias.
A lo cual
asintió entre feliz y decepcionada la mucama:
-Por
supuesto Sr. Montana
- Ok, ahora
retírateme de aquí
-Cómo puede
ser posible que no descubrí este país antes
-La gente en
vez de mirarme con desprecio por mis riquezas, me admiran
-Me ven como
un ganador, como lo que eres Tony (decía para sí mismo).
Eso somos
ahora…
¿Quién podía contradecirlo? Los adolescentes
lo veían como ejemplo cada vez que se bajaba de su auto lujoso y dos escoltas
atrás, los niños le aplaudían con las miradas, Tony sintió aquí en Caracas una
atmosfera propicia para su ser, sentía que no había quien lo molestara y mejor
aún que triunfaba aquí el más vivo, el más fuerte, todas cualidades suyas.
Tony leía las noticias, sediento por
mimetizarse en su nuevo nido; veía cosas espantosas y se reía, pensaba:
-Estos venezolanos
son locos, really crazys
Veía que la sociedad no se espantaba ante
semejantes titulares “Amaneció calcinado y amordazado dentro de su casa”
“apareció descuartizada dentro de su automóvil” “anciana pereció ante los
golpes de asaltantes dentro de su vivienda” maquinaba ya los castigos que le infringiría
a quienes le estorbaran el paso hacia su meta, hacerse dueño del mundo.
Tony recordó cuando su humilde madre le
hablaba de Cristo, y veía que nada de eso se replicaba en Venezuela, por el
contrario le llamó la atención la proliferación de venta de animales para
sacrificio, el negocio de la santería, veía que era lucrativo y eso le animó a
sumarse a esas prácticas, él quería protección divina, ya no confiaba en sus
allegados y Cristo no le llamó nunca la atención, entonces de inmediato se sumó
a esas prácticas espirituales que veía de pequeño en su país de origen.
Había sitios de comida y lugares nocturnos
que iban bien con su ritmo de vida, carros del año y escoltas adornaban la
fachada de todos esos lugares que tanto le gustaban, allí cocía negocios,
amasaba dinero y enlazaba amistades, con clase y mucho estilo Caracas se
convirtió en lo que siempre soñó.
Así Tony encontró la tierra prometida, así
fue modelo de “virtud” para todos cuanto lo miraban con ojos de admiración,
Tony sabía que cosecharía grandes cosas en esta tierra de nadie, así fue feliz
no sabemos si para siempre.
Carlosgsubero@gmail.com
@CgSubero Twitter
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